¿La amas por que la necesitas?
Alguna vez te has hecho esta pregunta sobre tu pareja:
¿La amas por que la necesitas? o ¿la necesitas por que la amas?
Una amiga me llamó para contarme un problema que tenía con su pareja:
Llevo cinco años con mi novio. El primer año todo bien, pero a partir del segundo, empezó a cambiar. Eran enfados diarios, discusiones y malos tratos psicológicos, chantajes, celos. El problema es que no soy capaz de dejarlo. Tengo un miedo interior que me lo impide y así llevo ya intentándolo más de un año. El sí me ha dejado varias veces y hemos vuelto al día siguiente, como si nada.
¡Vamos, que soy un juguete!, pero no soy capaz de dejarlo de una vez.
No sé qué hacer. ¿Necesito ayuda?
Comentario que me llevó a hacer una reflexión sobre la "Dependencia emocional"
Cuando por miedo, comodidad, prejuicios sociales y familiares seguimos atados o mantenemos una relación donde nos sentimos prisioneros de ella, aceptando maltratos (no necesariamente físicos) sometimiento, celos, chantaje, violencia etc. etc. Y aun así seguimos o preferimos seguir en ella, esto es una clara dependencia emocional.
La dependencia emocional es el miedo a la libertad y se caracteriza por comportamientos sumisos, falta de confianza, dificultad en la toma de decisiones, inhabilidad para expresar desacuerdo y por un temor extremo al abandono, la soledad y la separación. Es la tirana encargada de construir nuestra prisión interior mediante alianzas con el miedo, la pasividad, la negación de la realidad y los sentimientos de culpa. Hace parte del carácter y se nutre de circunstancias desafortunadas en la infancia de cada quien.
La dependencia emocional se manifiesta en lo afectivo, sexual, laboral, profesional, social y en lo económico, además el dependiente emocional lo es también cuando no tiene pareja, aunque esto no sea lo más habitual porque su patología provoca que busque otra pareja desesperadamente. De hecho, una de sus características es que no soportan la soledad, la necesidad afectiva es excesiva y que por tanto no se reduce a la propia de una relación amorosa. Está lleno de expectativas irreales por su anhelo exagerado de tener pareja. Se llena de ilusión y fantasía al comienzo de una relación, creyendo que ha encontrado a la persona que siempre ha andado buscando o al encontrarse con una persona interesante. Uno de los pocos momentos felices de su vida es al iniciar una relación o ante la posibilidad de que eso ocurra.
Analicemos nuestra relación de pareja si es que la tenemos, seamos honestos con nosotros mismos y Reflexionemos:
¿Cuál fue mi motivación para empezarla?
¿Verdadero amor ?
¿Mi temor a la soledad?
¿Mi necesidad de ser aprobado socialmente?
¿Mi necesidad de obtener afecto?
¿Conseguir y aguantamos a la pareja por no quedarnos "Solterones o solteronas"?
¿Esta relación me permite:
¿Ser yo mismo?
¿Hacer las cosas que me gustan?
¿Sentirme realizado?
¿Estar satisfecho con el complemento que me otorga la otra persona?
Estas son algunas características de la dependencia emocional:
a. Si los otros están contentos con nosotros entonces somos felices, sí los demás: Familia, amigos, vecinos, compañeros de trabajo, etc., nos aprueban, entonces sentimos que valemos la pena.
b. Sufrimos de un profundo temor porque lo que digamos o hagamos pueda ofender a alguien y mejor evitamos los desacuerdos para no ser rechazados.
c. Estamos constantemente anteponiendo las necesidades, deseos y demandas de los demás, a las nuestras. Decimos si, cuando realmente deseábamos decir no.
d. Estar en manos de otras personas para poder percibir lo bueno de nuestra propia imagen, obtener felicidad a cambio de sacrificar lo que realmente deseamos y necesitamos por temor a ser abandonados, desplazados o rechazados.
e. En vez de construir y ganar nuestra propia autoestima, estamos buscando la opinión de otros para obtenerla.
f. Caemos o somos víctimas del chantaje emocional.
g. Miedo, baja autoestima, inseguridad, celos.
Continuamente sentimos que estamos complaciendo los deseos y necesidades de otras personas sin haber alcanzado los nuestros; consideramos que trabajamos demasiado y los demás aprecian poco lo que hacemos; que les brindamos toda la atención que necesitan ante sus dolencias, perturbaciones, malestares, y sin embargo cuando somos nosotros quienes necesitamos de ellos no les importa cómo estemos o cómo nos sintamos.
¿Cómo son las relaciones del que padece de dependencia emocional?
Su relación con otra persona se basa en la necesidad excesiva de aprobación, Vive preocupado por caer bien, incluso a personas que ve por primera vez o desconocidos, expresa de distinta manera sus demandas de atención y afecto, haciendo regalos o favores que no le piden, preocupándose y estando pendientes de los demás, etc. Siente necesidad continua de disponer de pareja, amigos, hijos, etc. Agobia a su pareja con excesivas demandas de atención de consideración. Soporta desprecios, maltrato físico o emocional y humillaciones. Son relaciones que no llenan el propio vacío emocional, solo lo atenúan y lo agravan, porque el problema no está resuelto y para hacerlo se debe entrar en contacto y conocimiento de los propios sentimientos más ocultos.
Las rupturas son auténticos traumas:
El deseo de tener una relación es tan grande que se busca una relación después de otra. Se tiene un prolongado historial de rupturas y nuevos intentos. Cae en estados depresivos. El desamparo emocional y su vacío se manifiestan más cuando no está enredado en una nueva relación.
Algunas causas son:
Nuestra carencia temprana de afecto. No fuimos adecuadamente queridos y valorados por las personas más significativas en nuestra vida aunque lo deseáramos con todas nuestras fuerzas y no podíamos renunciar a esa relación. Aprendimos que la sumisión es una estrategia. Para evitar el abandono, el rechazo. Para obtener seguridad, protección.
Aprendimos que para ser amados debíamos cumplir con la expectativa de los demás, nunca importunarlos o alterarlos o provocarlos, antes bien sofocar sus estados de ánimo que nos hacían daño.
Interpretamos el amor como un apego obsesivo y admiración hacia la otra persona en lugar de un intercambio recíproco de afecto.
Rechazo materno. Por la crianza fría, frustrante que nos dieron. Ser hijos de matrimonios disfuncionales, separaciones y divorcios. Hubo presencia física pero no emocional de nuestros padres.
¡Qué complejo! ¿verdad?
El noviazgo, la luna de miel, las "parejas sin problemas" o las "familias perfectas", son idealizaciones que no se sostienen mucho tiempo. La discusión franca puede generar dolor, rabia y dudas, pero es la única forma de llegar al fondo de las diferencias. Callar o conciliar por comodidad es un grave error, pues impide la solución de los problemas.
La realidad nos demuestra que las familias más enfermas son las aparentemente impecables, donde nadie levanta la voz, no se discute y no hay diferencias importantes. En estas familias, donde todo aparenta armonía, bondad y dulzura, se cocinan en secreto grandes rencores y profundas frustraciones.
Cuando el empresario intuye la necesidad de emprender grandes cambios para superar las dificultades de su negocio, pero se espera pasivamente a que fuerzas externas ejecuten dichos cambios por él, se encuentra la quiebra a la vuelta del camino. El credo de los dependientes incluye: "¿Para qué incomodarme, para qué cuestionar la honestidad de mi brazo derecho en la empresa, o criticar a mi empleada de confianza, o exigir un cambio a mi cónyuge, o hablarle claro a mi hijo, o armar una discusión, si de pronto se me daña este equilibrio? y...qué pereza...".
Hombres y mujeres basan sus elecciones de pareja en lo socialmente aceptable, pero se llevan grandes chascos cuando descubren la mediocridad detrás de la fachada. Las peores elecciones ocurren cuando están basadas primordialmente en el atractivo físico o el poder económico de las personas. En ambos casos, tarde o temprano, si no hay más que esto, las relaciones terminan convirtiéndose en algo aburrido.
A través del miedo a la libertad se perpetúa la dependencia emocional y las personas confirman así su condición de prisioneras.
Cuando estas circunstancias generan angustia y/o depresión, es probable que para aliviar tales síntomas se requiera un tratamiento médico, pero es necesario tener en cuenta que la disminución de dichos síntomas es sólo el comienzo de un proceso más profundo. Uno de los primeros pasos en el proceso de la independencia es combatir la fascinación por la comodidad. "Yo quiero ser libre, pero no quiero renunciar a mi comodidad". Y esto, obviamente es imposible, pues la libertad sólo se conquista a través de la lucha cotidiana.
No. No se trata de luchar tampoco... Se trata más bien de aceptar, de dialogar... así que esta confrontación de ideas, aspiraciones e inquietudes, no se tiene que hacer por fuerza como pelea, reclamo o cuando ya se está hasta el límite, involucrando ira, enojo o resentimiento... más bien se tiene que dar en forma constructiva y a tiempo, así como con la intención de llegar a un acuerdo sano de las partes en conflicto. Como dice el refrán "Un reproche a tiempo... vale más que un Odio secreto"
Un solo ejemplo: los celos se deben a no aceptar que yo no soy dueño de nadie y que sólo el amor puede unirnos...
La libertad se conquista a través de la independencia, de no necesitar a los demás para sentirme bien, del qué dirán, de muchos falsos valores culturales, sociales, familiares y religiosos etc.
El miedo no es tanto a lo desconocido, como a apartarnos de lo conocido.
Como conclusión creo que cierto grado de dependencia emocional es sana y natural para el ser humano, ésta nos lleva a crear vínculos afectivos con las personas que nos rodean, primero con nuestros progenitores cuando somos niños, en la adolescencia con los amigos y en la edad adulta con nuestra pareja. El problema surge cuando este tipo de dependencia nos afecta en lo personal y nos impide desarrollarnos en la vida como seres independientes y libres.
La dependencia emocional que sentimos hacia las personas que nos rodean y que queremos no debe impedirnos realizar nuestros sueños, evolucionar como personas y progresar en nuestras vidas. Si en ocasiones te sientes presionado o chantajeado emocionalmente, tendrás que aprender a liberarte de estas presiones, si dependes excesivamente de alguien que te impide avanzar, quizás es que esa persona no te quiere realmente como mereces, eres tú quien debe llevar las riendas de tu vida y hacerle ver a esa persona que la consecución de tus ambiciones es importante para ti, y que no por ello la vas a querer menos.
Si renuncias a tus sueños pensando en la felicidad de los demás, habrás renunciado a ser tú mismo, habrás forjado tales lazos de dependencia emocional que te harán sentir inferior e inseguro. Piensa que para que una relación afectiva funcione tiene que empezar por ser una relación sana, es decir, en la que ambos miembros se acepten tal y como son, con sus virtudes y sus defectos, sin intentar cambiar lo esencial del otro. Pero para ello, para aceptar a tu pareja tal y como es, primero debes aceptarte a ti mismo. Una vez puestas tus prioridades en orden y con las ideas claras, a través de la comprensión y del diálogo, lograrás tener una relación equilibrada. No esperes a que tu pareja descubra lo que piensas, necesitas o cómo te sientes sin decirle ni palabra, debes confiar en ella y aprender a sincerarte, es la mejor manera de evitar futuros conflictos y malentendidos.
En muchas ocasiones resulta difícil delimitar dónde acaba el amor y empieza la dependencia, sus límites no se hallan bien definidos, por eso -especialmente si eres una persona insegura- debes de tener bien claro que nunca vas a dejarte chantajear emocionalmente. Si aceptas dicho juego fomentarás en ti mismo sentimientos de culpabilidad que contribuirán a minar tu autoestima, además de estar permitiendo que tu relación de pareja se desmorone. No te dejes manipular y convéncete de que la felicidad de tu pareja no depende exclusivamente de ti, debes decirle las cosas que te molestan o no te gustan. Ambos deben dialogar y reflexionar sobre su relación, comunicar al otro lo que cada cual espera de ésta, y mostrarse abiertos a las necesidades de la pareja para satisfacerla, pero siempre que ambos miembros estén dispuestos, si sólo cedes tú, tu relación con el paso del tiempo y la consiguiente agravación de los conflictos resultará cuanto menos insostenible.
Si te hallas en esta situación, reflexiona a fondo sobre tu vida y el rumbo que deseas que ésta tome en el futuro, no renuncies nunca a ser tú mismo.
Conquista tú esa libertad, ama de verdad y mira a los demás como son, no como tú te los imaginas.
Valórate, evita frustrantes dependencias, no te anules y no dejes que nadie se anule a tu lado.
Recuerda que sólo quien es libre crea relaciones serenas en las que se vive el ideal del verdadero amor: unir sin igualar.
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